Qué le aportan a tu vida los tres estados de tu personalidad
El motor más importante que nos ha movido a estudiar el papel de la personalidad en el comportamiento humano es el de descubrir cómo llegar a ser pleno; cómo vivir de tal manera que cada persona aproveche todo su potencial.
Desde nuestra perspectiva, comenzamos el camino a nuestra plenitud cuando concienciamos que nuestra personalidad tiene tres ámbitos:
EL PENSAMIENTO O EL YO COGNITIVO
Este es el ámbito de la manifestación del cerebro del mundo; el ámbito de las ideas, de la visión y la creación intelectual.
Quienes se mantienen en este ámbito, son personas cuya principal habilidad es la de entender, son las personas cerebrales que se desempeñan mejor desde el intelecto.
LAS EMOCIONES O EL YO AFECTIVO
Este es el ámbito de la manifestación del corazón del mundo; el ámbito de las emociones, de los afectos, de la expresión del amor, la felicidad, la sorpresa, la ira, la tristeza y el miedo.
Quienes se mantienen en este ámbito, son las personas sensibles que se desempeñan mejor desde su lado emotivo, son personas cuya principal habilidad es la de sentir.
LAS CONDUCTAS O EL YO IMPUSLVIO
Este es el ámbito de la manifestación del cuerpo del mundo; el ámbito físico, de las acciones efectivas y lo fisiológico.
Quienes se mantienen en este ámbito son las personas viscerales que se desempeñan mejor desde lo corporal, son personas cuya principal habilidad es la de manifestar físicamente.
Nosotros somos lo que pensamos, sentimos y hacemos, sin embargo, tendemos a permanecer más en uno de los tres ámbitos.
Esta tendencia es natural y se da porque nuestro cerebro está mejor equipado para entender su entorno y para manifestarnos ante el universo desde uno de ellos. Y esto está bien. Favorecer un ámbito sobre los demás es la manera en que la naturaleza nos ayuda a funcionar desde nuestras fortalezas, para lograr la eficiencia como persona.
En otras palabras, es mejor que funcionemos principalmente desde uno de los ámbitos, pero sin desatender los otros dos. Hacerlo, nos haría caer en alguno de los siguientes errores:
EL ERROR DE USURPACIÓN
Este se da cuando uno de los ámbitos intenta apropiarse de las capacidades del otro. Por ejemplo, cuando una persona que se mantiene en el ámbito del pensamiento cree que teorizar acerca del amor es lo mismo que demostrar el amor por medio de actos, o el de sentir amor hacia otra persona.
EL ERROR DE LA NEGACIÓN
Este se da cuando uno de los ámbitos no reconoce a los demás. Por ejemplo, cuando una persona que se mantienen en el ámbito de las emociones siente afecto por otra persona, pero no actúa para demostrarlo.
EL ERROR DE SUPERIORIDAD
Este se da cuando uno de los ámbitos considera que los otros dos no son importantes y no deben tomarse en consideración y que, incluso, afectan el desempeño de los demás. Por ejemplo, cuando una persona que se mantiene en el ámbito de las conductas decide ponerse en acción para lograr un objetivo sin detenerse a pensar en un plan, ni tomar en cuenta sus emociones y las de los demás.
A fin de lograr la plenitud como persona, debemos integrar los dos ámbitos restantes a nuestro ámbito natural. Así que cuando vayamos a realizar una acción, debemos considerar qué emociones están presentes y debemos planificarla. Cuando sintamos algo por otra persona, debemos demostrarlo efectivamente y debemos entender qué es lo que está sucediendo. De igual manera, cuando pensamos en realizar algo, es necesario ponernos en acción y tener claras nuestras emociones al respecto.
La plenitud nos llegar cuando integramos los tres ámbitos en el diario vivir y, al hacerlo, nos manifestamos en nuestra totalidad, nos armonizamos internamente y disfrutamos más de nuestra existencia. En el próximo artículo mostraremos cómo alcanzar la plenitud en las organizaciones