La personalidad es el conjunto de características de una persona, resistentes al cambio y que la definen y diferencian de cualquier otra persona en términos de conductas, motivos, creencias y procesos biológicos.

Hemos iniciado una ola de cambios descomunalmente grande que, si nos quedamos parados a esperarla, nos aplastará como personas y como organizaciones. La única manera de sobrevivirla es aprendiendo a navegarla, pero eso requiere de nuevas habilidades, de creatividad sublimada, de actitudes más positivas y de una valentía sin precedentes.

Desarrollar las competencias de sus equipos humanos ha sido una de las grandes búsquedas de las organizaciones. Se presume que, al hacerlo, las personas tendrán un mejor desempeño en sus funciones y, por lo tanto, ayudarán a la organización a cumplir con su misión y lograr su visión en un marco de eficiencia.

El motor más importante que nos ha movido a estudiar el papel de la personalidad en el comportamiento humano es el de descubrir cómo llegar a ser pleno; cómo vivir de tal manera que cada persona aproveche todo su potencial.